Treinta
30 años. 30 años de una herida que no cierra, de dolor, de horror, de injusticias, de preguntarse “por que”.
30 años ya. De algo que todavía esta vivo, de sentir que algo así no debería haber existido nunca. Hace 30 años, las fuerzas armadas derrocaban a la entonces presidenta de la nación, Maria Estela Martinez de Perón. Empezaba así una etapa demasiado oscura. O quizás era la continuación, mucho más horrorosa, de algo que ya existía.
Torturas, desapariciones, censura, mentiras, guerra. Todo eso y más. Y no hay suficientes palabras para describirlo todo.
Y solo hay una solución para que no se repita. Memoria. De lo que pasaba antes, de lo que paso en ese momento y de lo que paso después.
Memoria, para que nunca mas algo así pueda llegar a pasar. Nunca Más.
30 años ya. De algo que todavía esta vivo, de sentir que algo así no debería haber existido nunca. Hace 30 años, las fuerzas armadas derrocaban a la entonces presidenta de la nación, Maria Estela Martinez de Perón. Empezaba así una etapa demasiado oscura. O quizás era la continuación, mucho más horrorosa, de algo que ya existía.
Torturas, desapariciones, censura, mentiras, guerra. Todo eso y más. Y no hay suficientes palabras para describirlo todo.
Y solo hay una solución para que no se repita. Memoria. De lo que pasaba antes, de lo que paso en ese momento y de lo que paso después.
Memoria, para que nunca mas algo así pueda llegar a pasar. Nunca Más.